Vibrante, inmensa y polifacética, aquí confluyen, además de gentes de todos los rincones del mundo y especialmente de la antigua Asia soviética, montones de estilos arquitectónicos que conforman una de las ciudades más genuinas del planeta. De la época en que se autoproclamó “Tercera Roma” tras la caída de Constantinopla, ha heredado iglesias coloridas y monasterios fabulosos; de los zares y su nobleza, palacios clasicistas y valiosas colecciones de arte; de la época de las vanguardias y el modernismo, edificios rompedores que marcaron tendencia en todo el mundo; y, por encima de todos ellos, de la época comunista, bárbaras moles de hormigón que imponen el realismo soviético en la mayoría de sus espacios. Antaño tachada de ciudad agresiva e inhabitable, un ambicioso plan urbanístico de peatonalización de calles, ensanchamiento de aceras y creación de espacios verdes ha cambiado radicalmente el aspecto de esta ciudad que, aunque también ha ganado rascacielos modernísimos, ahora por fin ya piensa en escala humana.
Para entrar en el país es necesario obtener un visado. Para solicitarlo se requiere un seguro de viajes y una invitación formal de un hotel, un ciudadano o de una empresa. El trámite se ha de hacer a través de la Central de Visados Rusos de Madrid o Barcelona, presencialmente o por correo postal.
La mejor época para conocer Moscú es entre finales de abril y junio, no solo por razones climáticas sino también por el sinfín de festivales, conciertos y exposiciones que se suceden. En julio el bochorno puede ser insoportable, mientras que enero y febrero son demasiado oscuros y fríos.
La moneda nacional es el rublo, que en los últimos años ha tenido un tipo de cambio de 70 rublos por cada 1 €. Generalmente es mejor comprarlos en destino, en alguna de las numerosas casas de cambio.
Rusia cuenta con nueve husos horarios diferentes. Moscú y San Petersburgo es GMT +4. No se cambia la hora en verano, por lo que la diferencia horaria es de dos o tres horas según la estación.
Aeroflot, Iberia y Vueling ofrecen numerosos trayectos directos entre Moscú y Madrid o Barcelona en un trayecto de unas cinco horas.
Hay tres aeropuertos principales que se encuentran entre 20 y 30 km del centro de la ciudad: Sheremetyevo (SVO), Domodedovo (DME) y Vnukovo (VKO). Todos están conectados a través del tren Aeroexpress, que sale desde las estaciones de Belorussky, Paveletsky o Kievski respectivamente, y completa el trayecto entre 30 y 45 min por unos 500 rublos. El taxi puede llegar a ser más lento en horas punta y su precio oscila entre los 1.500 y los 2.000 rublos.
Los más aventureros también pueden tomar alguno de los románticos trenes-cama que llegan a la capital rusa desde Varsovia, Kiev, Minsk y, por supuesto, San Petersburgo.
Moscú es el punto de salida de la mítica línea férrea del Transiberiano que transcurre por toda Rusia, a través de Siberia y el lago Baikal, hasta la ciudad de Vladivostok.
La mejor manera de visitar la ciudad es combinar largos paseos con el metro, cuya puntualidad y densidad es extraordinaria. La principal dificultad es que, por lo general, las señales están solo en cirílico, por lo que conviene contar las paradas en el mapa antes de salir. También familiarizarse con el aspecto gráfico del nombre de la estación a la que se va y con el de la parada de final de trayecto: los andenes son compartidos para ambos sentidos y la manera más rápida de saber cuál es el indicado es atendiendo a la última parada de la línea. Las paradas pueden estar muy lejos unas de otras, así que, para trayectos menores, los buses y trolebuses son una excelente opción que, además, pueden utilizarse con el billete de metro (pero no a la inversa).
Alojarse en el centro suele ser caro y complicado ya que la mayoría de establecimientos son de lujo, sus precios arrancan en unos 200 € y además suelen colgar el cartel de completo. Últimamente han aparecido apartamentos, hoteles más modestos y hostales que amplían la gama y hacen que se pueda dormir por 100 € la noche o incluso menos. En cualquier caso, la oferta más extensa y competitiva sigue estando en el extrarradio, especialmente en inmensos hoteles de la época soviética, normalmente algo envejecidos y con servicio un tanto precario, pero que poco a poco se van renovando y mejorando sus prestaciones. Los que se aventuren a apartamentos particulares deberían tener en cuenta que es obligatorio registrarse en el Ministerio de Interior en un plazo de siete días desde la llegada: los hoteles siempre ofrecen este servicio, pero es posible que los apartamentos no.
A orillas del río Moscova, Moscú tiene su corazón en el Kremlin y la Plaza Roja. La historia ha dejado su impronta en cada rincón de la capital rusa, desde sus iglesias bizantinas y museos de arte a las gigantescas avenidas y edificios estalinistas. San Petersburgo, por su parte, es fruto del sueño de un rey, Pedro I el Grande...
Esta ciudad amurallada ha sido el centro político de Rusia durante siglos; en su interior se levantan algunas de las iglesias y museos de más valor del país.
La última conquista de Moscú es este parque junto a la plaza Roja que conjuga edificios de vanguardia con iglesias medievales.
Destruida tras la llegada del comunismo y reconstruida durante los años 90, es símbolo de la historia reciente de Rusia y uno de los espacios más encantadores de la ciudad.
Antiguo complejo ferial, constituye la concentración más fascinante de edificios de corte soviético de Moscú. Hoy, además, incorpora novedades y una frenética actividad de ocio y cultura.
Sencillamente el mejor recorrido que se puede hacer por la historia de las artes plásticas rusas.
De entre los muchos y encantadores monasterios que rodean la ciudad, este, sobre un meandro del Moskova, es quizá el más evocador.
Por la calidad de su compañía, por la belleza de su escena, por el ambiente, porque los precios son más bajos que en España…
El suburbano es mucho más que un medio de transporte: un museo de arte e historia al servicio del día a día.
La versión rusa de la sauna tiene particularidades que merece la pena conocer en los preciosos baños Sadunovsky.
En temporada, un servicio de ferris turísticos con parada en lugares icónicos ofrece las mejores panorámicas de la ciudad.
El espacio de recreo favorito de los locales luce fantástico tras una renovación que lo ha devuelto a la vida invernal y veraniega.
En nuevos espacios para artistas y emprendedores como las viejas fábricas Octubre Rojo, Art Play o Vinzavod.
En la capital se celebran con especial efusividad la Maslenitsa, una fiesta precristiana que coincide aproximadamente con la Cuaresma y que da la bienvenida a la primavera a pesar de que el frío sigue siendo intenso en Moscú. También el Día de la Mujer (8 de marzo) y el Día de la Victoria (9 de mayo) y el Día de Moscú (primer fin de semana de septiembre).