Conforme se sienten los primeros días de calor se activa un mecanismo en nuestro cerebro que nos hace pensar en playas y todo este tiempo sin poder salir de casa han hecho que se aumenten más aún. Tenemos ganas de disfrutar de la vuelta del verano, desempolvar el traje de baño y las chanclas y parasol y pasar un ratito disfrutando de ellas, leyendo un libro tranquilamente o dejando que las olas nos arrullen en un tranquilo sopor… Esa, al menos, es la imagen ideal. José Alejandro Adamuz, autor del libro recientemente publicado, Playas de España que no te puedes perder , habla de muchas playas y de todo tipo situadas en España. Hemos seleccionado diez que por sus características y kilómetros de arena serán las mejores para mantener la distancia social y evitar aglomeraciones este verano.

Playa de Bolonia (Tarifa, Cádiz)

Mires donde mires en esta playa, la vista irá a la duna, así es como se conoce coloquialmente en Monumento Natural de la Duna de Bolonia, de 30 metros de altura y 200 de ancho. El paisaje se completa gracias al complejo arqueológico de Baelo Claudia. Playa famosa para os aficionados al windsurf gracias al viento del levante. La zona central es la favorita de las familias, aunque su arena blanca y sus 3.800 metros hacen más que posible mantener las distancias.

Playa de la Joya (Motril, Granada)

La playa de la Joya, en Torrenueva, a siete kilómetros de Motril, es uno de esos lugares secretos solo conocido por los aficionados a las playas salvajes que gustan sentir la libertad en contacto con la naturaleza. Aunque para acceder, haya que descender más de 200 peldaños. Lo que cuesta, claro, es la subida. Sin embargo, gracias a esta incomodidad, la playa se mantiene poco transitada. Un bello entorno en el que deleitarse con los acantilados que la protegen, con su arena gruesa y oscura y con un mar cristalino y de un azul esmeralda atractivo. Es una de las favoritas entre los que gustan de la práctica del nudismo.

Playa de Matalascañas (Almonte, Huelva)

La más popular de las playas almonteñas y en un entorno natural privilegiado, la antesala del Parque Nacional de Doñana. Es turística y urbana y, también, natural y solitaria según por donde quieras entrar. Arena dorada, una longitud de más de 4 kilómetros, múltiples accesos, escaleras y rampas. En definitiva, una opción perfecta para disfrutar del verano este año. El ambiente de día es muy familiar y, por la noche, son los jóvenes y los chiringuitos playeros los que toman protagonismo.

Playa de la Devesa (Valencia)

Este es, sin duda, uno de los lugares más singulares del litoral peninsular, toda una belleza salvaje entre el mar Mediterráneo y el mayo lago de agua dulce de España. Esta playa, también conocida como la Malledeta, es un extenso arenal, de casi 5 kilómetros de longitud, que puede ser la alternativa perfecta a las más populares playas urbanas valencianas. El paisaje de esta playa fue descrito en 1902 por el escritor valenciano Blasco Ibáñez en su famosa novela Cañas y barro. De las tres partes que tiene, la más aislada es la que está más al sur, junto al Parador de El Saler.

Playa del Pebret (Peñíscola, Castellón)

Parece imposible que Peñíscola tenga un hueco que pase desapercibido por los miles de turistas que la visitan cada año, pero existe. Para encontrarlo hay que ir hasta el Parque Natural de la Sierra de Irta. Ubicado en el extremo septentrional de la Comunidad Valenciana, permite olvidar cualquier tópico de las playas de Levante. La playa del Pebret y la vecina del Russo, más frecuentada por nudistas, son de las pocas playas salvajes que quedan. En este entorno, destaca la Duna del Pebret, una de las pocas que quedan a salvo del empuje inmobiliario en el litoral de Castellón. Por su importancia ecológica, se declaró Microrreserva de Flora, en 2008.

Playa de Percheles (Mazarrón, Murcia)

Desde el aparcamiento, se accede a la playa de Percheles, que describe una concha de arena de tonos minerales y ocres que recuerda a algunos paisajes desérticos de África. Se encuentra lo suficientemente lejos de grandes núcleos urbanos como para ser un lugar tranquilo donde disfrutar de un día de sol y baños. Antiguamente, la playa era usada para el secado de la pesca, y de ahí el nombre con la que se le conoce hoy en día. Las dunas se regeneran con el esparto como especie autóctona y las palmeras ponen el punto exótico al lugar.

Playa de Area Longa (Galicia)

Si se llega sin aviso, desde la carretera, la playa podría pasar desapercibida. Hay que detenerse en un lateral del Centro de Información del Castro Baroña y seguir por un camino de tierra que desciende para avistar el entorno virgen que ocupa Area Longa. Muchos siglos atrás, los celtas encontraron el lugar ideal por belleza y situación estratégica. Tras desaparecer, quedaron los restos del castro de Baroña que contemplan eternos la ensenada de arena blanca y fina y aguas turquesas. El mar es frío, pero a cambio tiene fama de ser ideal para obtener bronceados perfectos por su alto contenido en yodo. Si quieres más información pincha aquí.

Playa de Melide (Isla de Ons, Pontevedra)

Fue refugio y lugar de paso de piratas y ahora es una de las playas gallegas más preciadas. Para llegar hay que hacerlo mediante alguna de las navieras que unen en temporada alta la isla de Ons con Sanxenxo, Portonovo o Bueau. Hay que recorrer los dos kilómetros del sendero que parte desde el puerto para disfrutar de este rincón paradisíaco donde sentirse lejos del mundo y entrar en contacto directo con la naturaleza. Las valiosas dunas de playa Melide acentúan la belleza del entorno y transportan a escenarios de ensueño y aventura.Su acceso, no tan fácil, quizás es una buena opción para estar más aislado y que su aforo sea menor este verano.

Playa de Carnota (Carnota, A Coruña)

Es la playa más extensa de la costa gallega, casi 6 kilómetros de longitud y 90 metros de ancho. Es un espacio natural que tiene aura de isla en el que a uno le apetecería perderse. Es sosiego de las aldeas que la orbitan se siente a cada paso de las orillas del Atlántico. Este territorio, en el sur de la Costa da Morte, es lugar de encuentro entre el océano y la montaña, de batallas en el mar, de leyendas y de animales míticos como el Munte, una singular mezcla de vaca gallega y rinoceronte que nació muy cerca de esta playa de la imaginación del artista Nacho Porto. El mejor momento para recorrer esta playa es con marea baja, cuando su grandiosidad aparece y quizás una buena opción es una larga caminata al atardecer. Seguro que no habrá problemas para mantener la distancia social en sus más de 6 kilómetros.

Playa de Somo (Ribamontán al Mar, Cantabria)

En la playa de Somo conviven los surfistas junto a peregrinos del Camino de Santiago, que cruzan el municipio hasta llegar a su destino. 2 kilómetros y hasta 8, si hay marea baja, de arena dorada con acceso en coche desde el aparcamiento y a pie. Su ubicación estratégica hace de ella un perfecto ejemplo de playa con vistas. Al fondo, en el horizonte la península de la Magdalena, donde está el palacio que funcionó como residencia de la familia real en Santander. También se puede divisar la Isla de Mouro con su faro y, ya junto a la zona de Loredo, la isla de Santa Marina, las más grande del litoral cántabro, con gran valor ornitológico.