Texto: Blog ‘Viaje a tres’.

Fotos: Viaje a tres, 123RF y Dreamstime.

La capital de Dinamarca, Copenhague, es un destino ideal para ir con niños pues permite una movilidad ideal con ellos ya que no hay apenas cuestas y tiene muchas atracciones turísticas donde pueden disfrutar y correr a su aire. El blog ‘Viaje a tres’  os prepara una ruta, sencilla para toda la familia y muy recomendable para disfrutar de la ciudad con calma.

Según la época del año en la que se realiza la visita se puede ampliar más o menos la jornada y las cosas qué hacer, aunque avisamos que a las 6 de la tarde suelen cerrar los accesos de todos los monumentos.

  • PRIMER DÍA

Para el primer día como llegaréis cansados del viaje, lo mejor es comenzar con un paseo por sus calles como primera toma de contacto.  Empezad por la plaza del Ayuntamiento y seguid por Strøge hasta llegar al canal de Nyhav. Durante el recorrido encontraréis la estatua de Hans Christian Andersen sentado en la citada plaza, mirando al parque Tivoli. Continúa hasta la catedral de Copenhague y no os perdáis las espectaculares vistas panorámicas de la ciudad desde Rundetaarm.

Y como es probable que el paseo os haya dado hambre, os podéis acercar hasta el canal de Nyhavn, otro de los iconos de Copenhague, para disfrutar de la variedad gastronómica que encontraréis en la zona.

 

  • SEGUNDO DÍA

El segundo día os recomendamos madrugar para ir a ver a la Sirenita, ya que suele ser uno de los monumentos más masificados de la ciudad así podréis tomaros una típica foto familiar evitando que haya mucha gente. Para llegar hasta allí lo mejor es un paseo lo largo de la orilla el río (nosotros teníamos el hotel al lado de la estación central por eso todas las rutas que os proponemos empiezan desde esa zona, aunque podéis adaptarlo a vuestra ubicación fácilmente).

La primera parada, no puede faltar, es la visita al Palacio de Christiansborg. En los alrededores, está la Bolsa y dos de los museos más famosos de Copenhague, el Museo Carlsberg Glyptotek y el Museo Nacional de Dinamarca. Si os gusta el arte debéis perderos por sus salas, el Museo Nacional dispone de una exposición permanente que abarca varios períodos históricos, con piezas procedentes del arte egipcio, de la Edad del Hielo y hasta embarcaciones vikingas. Los peques aprenderán un montón de cosas de nuestros antepasados.

Durante el trayecto, siguiendo la orilla del río, veréis dos de los edificios más modernos de Copenhague, el Teatro Real y la Ópera. Las cristaleras de sus fachadas hacen que se integren con el paisaje del río. El edificio de la Ópera es, a pesar de su juventud, uno de los más famosos de la capital danesa y está considerada uno de los mejores ejemplos de arquitectura moderna de Europa.

Más adelante, iréis a parar con la fortaleza de la ciudad, que esconde grandes secretos como un molino de viento de dimensiones sorprendentes y que también podréis visitar.

Otra de las cosas que no os podéis perder, si os coincide por horario, es el cambio de la guardia rea, que sale a las 11 desde el Palacio de Rosenborg hasta llegar al de Amalienborg. Los niños disfrutan con el espectáculo y la banda de música. Muy cerca está la Iglesia de Mármol, un templo luterano con una inmensa cúpula cuya construcción de alargó durante más de 150 años.

Los horarios tempranos a los que están acostumbrados en Copenhague os obligarán a buscar algún sitio donde saciar el apetito, pero los precios son algo elevados, aunque siempre hay opciones más económicas como acudir a los puestos de comida callejera y disfrutar de una salchicha con pan mientras disfrutas de las vistas del Jardín Botánico o de los jardines aledaños al Palacio de Rosenborg, por ejemplo. Están uno junto a otro así que aprovechad para verlos.

Y, por la tarde, para descargar tensión y que los pequeños de la casa disfruten como auténticos enanos, es imprescindible la parada en el parque Tivoli, está abierto, por las condiciones climáticas, de abril a septiembre y en Navidad. La historia del Tivoli, que presume de ser uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo, comienza en 1843, cuando abrió sus puertas por primera vez. El rey Christian VIII ordenó su construcción con la idea de dotar a la ciudad de un lugar de esparcimiento donde distraerse, pero el verdadero fundador del parque fue George Carstensen, un oficial de la armada danesa que convenció al monarca para adquirir el terreno donde hoy se asienta el Tívoli, que entonces se encontraba en las afueras, antes de que la ciudad creciera hasta el punto en que hoy la vemos.

  • TERCER DÍA:

Llegamos al tercer y último día de nuestro viaje. Por la mañana debéis cruzar a la otra banda de la ciudad para llegar a la Ciudad Libre de Christiania.

De camino os encontraréis con el Museo de Arte de Copenhague (tiene unos toboganes en su parte trasera ideales para los pequeños), la Biblioteca Nacional y la Iglesia de San Salvador, que destaca por su torre en espiral. Justo detrás de ella, empieza la Ciudad Libre de Christiania, es un espacio de autogobierno, que se proclama independiente de Dinamarca y está fuera de la Unión Europea.

Como consejo útil es indispensable llevar carro, para aliviar el cansancio de los peques, o si te quieres sentir como un habitante más de Copenhague, alquila una bici, es el medio de transporte más utilizado por ellos y será una actividad divertida para hacer con toda la familia. Y, sobre todo, no puedes dejarte en casa la Guía Viva Express  de esta ciudad que será una gran compañera en este viaje.

¡Copenhague es una ciudad que enamora!