Texto: Francesc Ribes

“Estampas de una vida rural que creíamos desaparecida”, eso te vas a encontrar en Rutas para descubrir la España Vacía  de Francesc Ribes. Rutas por la España vacía, ilustradas con bellas fotografías y mapas detallados. Territorios, en ocasiones, protegidos bajo la figura de un parque natural, donde el coche es el medio indispensable. El destino: parajes increíblemente bellos y solitarios. Historias antiguas o recientes, cuya huella es el paisaje.

¿Quieres saber lo que sentirás si viajas por esta España? Continúa leyendo porque Francesc Ribes lo describe a la perfección en el siguiente texto:

En verano, la España vacía, revivió. Durante unas semanas, mientras apuraban al máximo la efímera «nueva normalidad», muchos españoles se aventuraron por un país que era el suyo y que apenas conocían. El coche se convirtió en una cápsula segura para desplazarse sin riesgo de contagios y no pocas familias se estrenaron con la autocaravana. En muchos pueblos, casas, apartamentos y hoteles rurales nunca habían tenido tantos huéspedes. Hasta que llegó el otoño, la segunda oleada llegó con fuerza y todos hemos vuelto a replegarnos en nuestros barrios, con la amenaza de un nuevo confinamiento pendiendo sobre nuestras cabezas, y la promesa de una vacuna cada vez más cercana. Y, mientras pasan los días entre la zozobra y la esperanza, volvemos a soñar con esos viajes postergados, a los que se suman nombres sugerentes y casi misteriosos: Siberia, Montes Universales, Sierra de Francia, Tierras Altas…


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No son destinos lejanos y exóticos, sino lugares próximos y asequibles a los que muchos se asomaron el pasado verano, y a los que quieren volver en cuanto las autoridades sanitarias lo permitan. Porque la España interior se está despoblando, sí, pero conserva inmensos espacios cuya soledad se olvida ante unos paisajes de una belleza abrumadora. Los cañones del Duero, el meandro Melero, las Bardenas Reales o la laguna de Gallocanta son algunos ejemplos; pero la lista es interminable, y muchos son espacios protegidos bajo las figuras de parque natural, parque nacional, paisaje cultural, geoparque, ZEPA (zona de especial protección para las aves), etc.


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Y lo mismo pasa con los pueblos. En la mayoría escasean los habitantes, algunos reviven en verano cuando se ocupan las segundas residencias o se llenan hostales y casas rurales, y en otros, con buenas comunicaciones digitales, aparecen nuevos residentes dispuestos a teletrabajar y a respirar aire puro, en un entorno donde el dichoso coronavirus es una anécdota. Solo un ejemplo: Yanguas, Mogarraz, Mirambel o Anento son pueblos que se cuentan entre los más bonitos de España y todos tienen menos de 200 habitantes empadronados. Pero hay muchos más, y también castillos solitarios, monasterios olvidados, rocas donde los dinosaurios dejaron su huella, asentamientos romanos que casi nadie visita o estampas de una vida rural que creíamos desaparecida.


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De todo eso habla Rutas para descubrir la España vacía, que no es un repertorio exhaustivo, sino una muestra de lo que ofrece el interior de nuestro país. Estas rutas transitan por comarcas de Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Galicia, Extremadura, La Rioja, Comunidad Valenciana y Navarra, y describen lugares a los que solo se puede llegar por carretera o pista de tierra. Muchos de ellos guardan historias lejanas o recientes que también se cuentan en cada ruta, porque su huella es parte del paisaje, al igual que los cielos cuajados de estrellas, los graznidos de las rapaces, el murmullo de los arroyos o el silencio solo roto por el viento. Esas son las sensaciones que vienen a la memoria mientras imaginamos cuál será nuestra próxima aventura en la España vacía.


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