Texto y fotografías: José Luis Valencia (Josetxo).

¡Tienes la cabeza llena de pájaros!, repetía una y otra vez el Sr. Eugenio, mi profesor de EGB, después de propinarme un capón. Años más tarde aquellos pájaros sedientos de libertad me arrastraron a través de tres continentes…

¿Por qué comencé a viajar en bicicleta?

La respuesta llegó a mí por azar. Un amigo de un amigo había cubierto la distancia de Recife a Lima en bicicleta a través de la Transamazónica allá por 1998; una carretera que no llegó a construirse en su totalidad y que, por falta de mantenimiento, acabó tragándose la selva. Desde comienzos de los 80 ya había oído hablar de aventureros que viajaban en bicicleta, pero solo me decidí a viajar con ella cuando conocí personalmente a Ricardo Hernández y su libro El vuelo del colibrí.
Empecé con pequeñas rutas por España y comprobé que en mis alforjas cabían más cosas de las que precisaba. Con tan solo una tienda de campaña y un hornillo podía saciar el espíritu nómada que llevaba en mi interior. Esto me animó a continuar por Europa, luego Asia, observando que la aventura aumentaba en la misma proporción que disminuía el gasto… De esta forma se fue gestando una vuelta al mundo inspirada en las expediciones de Marco Polo, Alejandro Magno y en la inocencia del Caballero de la Triste Figura. Sustituyendo las leguas por kilómetros dejé de tener pájaros en la cabeza, para convertirme en uno de ellos.

¿Qué es Un Pájaro Sin Nido?

Una vuelta al mundo en bicicleta a través de los cinco continentes, en cuatro etapas, reivindicando este vehículo como medio de transporte ecológico y sostenible. Un pájaro sin nido quiere servir de guía o referencia a otros cicloviajeros. Un viaje con la austeridad como compañera de viaje cuando lo que buscas es una auténtica aventura. Ser acogido por almas anónimas desde el corazón y convivir de forma directa con la naturaleza. La norma, tu humanidad. No existen rutas fijas, solo referencias. La improvisación, tu gran aliada, y acabar la etapa, el reto. Un pájaro sin nido no viaja para juzgar, solo para aprender. Escucha más que canta y llora solo cuando lo siente.

La primera etapa: Madrid/Xian, la “Ruta de la Seda”

El 4 de abril de 2014 arrancó para mí y para otro compañero esta primera etapa desde la puerta del Sol de Madrid: cruzamos España por el Pirineo catalán, buscando el Mediterráneo francés hasta el norte de Italia para llegar a la bella Venecia. Nos precedían deliciosas jornadas de pedaleo junto al mar Adriático de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, y Montenegro pero elegimos Albania para cruzar los Balcanes junto al lago Ohrid, disfrutando de la generosidad kosovar. Llegamos primero a Grecia y luego a la fascinante Estambul. Desde allí bordeamos el litoral turco del mar Negro hasta Trabzon. Más allá, Georgia pasando por el lago Sevan hasta la mítica Ereván de Armenia con el monte Ararat vigilándonos. Entramos en Irán en pleno ramadán; mientras los pueblecitos de adobe del Azerbaiyán se sucedían, éramos recibidos por pastores en sus casas o invitados a descansar a los pies de una mezquita. Pernoctamos en Teherán y luego en la vieja Isfahán hasta toparnos con el desierto del Dasht-e-kavir: allí nuestro termómetro alcanzó 60º C. Exhaustos, resolvimos el problema pedaleando de noche. Después de una tremenda burocracia, conseguimos un visado de tránsito de cinco días para cruzar Turkmenistán, una carrera contrarreloj de 740 km a través del sofocante desierto de Karakum. Entramos en Uzbekistán y ante nosotros estaban las ciudades de ensueño de Xiva, Bujará y la enigmática Samarkanda, pero el tiempo corría mas rápido que nuestras bicicletas… y pronto llegamos a Osh en Kirguistán, donde se intuían ya las desafiantes Pamires de los Himalayas. Como en aquellas viejas caravanas cargadas de seda y jade continuamos por los desiertos de Taklamakán y Gobi, con la compañía de la Gran Muralla China. Pero no la restaurada con ladrillos que podéis ver en las agencias de viajes, sino la bella y espartana muralla de adobe original. Tres semanas más tarde, con los cuerpos escuálidos y destrozados, llegamos a Xian, donde no pude evitar emocionarme mirando a los ojos de uno de sus guerreros de terracota. Le expliqué que él era parte de mí y que nunca más me intimidaría su leyenda.

Y comienza Americleta, la segunda etapa

La segunda etapa de esta vuelta al mundo comienza el 8 de marzo en Ushuaia (Tierra del Fuego) y acabará en Prudhoe bay (Alaska), con una duración aproximada de 16 meses y un total de 30.000 km.
Gracias a las guías de viajes Trotamundos Routard, podré guiaros a través de las tres Américas, profundizando en su cultura y en su vasta naturaleza. Os mostraré mi particular visión sobre gastronomía, músicas tradicionales, fiestas y costumbres…, haciendo especial énfasis en las etnias amerindias y su actual integración en la sociedad. El legado colonial y prehispánico desempeñará un papel importante en algunas etapas, con ejemplos en arquitectura y arqueología. Sería casi imposible restarle protagonismo a la naturaleza en un continente como este. Parques nacionales, fauna y flora además de cómo disfrutar de estas maravillas viajando por vuestra cuenta y sin olvidar ciertas premisas que hemos de respetar si visitamos ciertas áreas.
Este pájaro aventurero pretende cambiar vuestra realidad durante unos minutos o quizá daros a conocer lugares que visitaréis próximamente. ¡Quién sabe si algún día podréis volar por encima de vuestros sueños!