Cada primavera, las zonas templadas del hemisferio norte contemplan cómo millones de sedosas inflorescencias blancas o rosadas de apenas unos centímetros eclosionan de este a oeste en las gargantas, los valles, los fiordos, las riberas, las alamedas y los parques. Un mar de nata y algodón bajo los cielos del parque Ueno de Tokio, las islas de Okinawa y Hokkaido, o ciudades que van desde Boston  a Ávila.

Procedentes de Asia Menor, desde hace siglos los milenarios cerezos –símbolo de la belleza, pero también de la fugacidad de la vida según las creencias budistas– han sido fuente de inspiración de leyendas de enamorados, pinturas, canciones, poemas… Al mismo tiempo, han hermanado países gracias a que, a lo largo de la historia, han sido objeto de intercambio entre comerciantes y mandatarios como muestra de bienvenida o agradecimiento.

Los cerezos son portadores de una condición casi sagrada en Japón. El país, de creencias sintoístas, relaciona estrechamente esta flor con la cultura samurái, ya que igual que ellos, son de vida efímera, y se cree que sus flores emulan las gotas de sangre derramada en batalla. Como un regalo de la naturaleza en nuestro convulso tiempo de incertidumbre climática, los cerezos han vuelto a florecer recientemente a pocos kilómetros de la central nuclear de Fukushima, tristemente célebre a consecuencia del tsunami de la primavera de 2011.

Hoy en numerosos países las diversas variedades del Prunus avium –el cerezo dulce o de monte– continúan inspirando ceremonias, festivales, canciones, actividades lúdicas, degustaciones gastronómicas y de turismo activo, conciertos, concursos, eventos deportivos, bailes tradicionales... Familias y amigos se cobijan en ellos para compartir canciones, charlar, beber y comer. Su ciclo de vida se celebra en infinidad de lugares junto a otros sucesos de la naturaleza, como el deshielo de las nieves o el despertar de las cascadas. Estas son solo algunas de ellas:

  • El Festival del Hanami y los cerezos de noche (yzakura) en Japón. No pierdas detalle de esta tierra tan rica con nuestra ‘Guiarama de Japón’.
  • El Despertar del Valle y la Lluvia de Pétalos en el valle del Jerte. Nuestra guía de ‘Cáceres’ te acompañará en este espectacular viaje.
  • El Festival Nacinal de los Cerezos en Flor en Washington. No te pierdas nada de la capital más emblemático y su conocida vecina con la ‘Guía Total de Nueva York y Washington’.
  • El Festival Anual de las Cerezas en Nruega. La ‘Guía Viva de Noruega’ será tu fiel compañera en este viaje.
  • La Fiesta del Cerezo en Flor en Jinhae.
  • El Seattle Cherry Blosson & Japanese Cultural Festival en la ciudad homónima.

Frutales o simplemente árboles ornamentales, de la madera de los cerezos se fabrican muebles e instrumentos musicales y de sus cerezas se extraen licores como el kirsch. Escarchadas o almibaradas, las cerezas colman tartas y pasteles de la deliciosa repostería internacional, y los días de verano, a la hora del postre, todavía prendidas de sus rabitos largos, esperan un último bocado, balanceándose en las orejas de los niños.

Así pues, si estáis deseosos de ir al encuentro de la naturaleza, de compartir tradiciones centenarias o de emocionaros ante la sencilla contemplación de la belleza, consultad las fechas de la floración anual del cerezo, pertrechaos de vuestras guías favoritas y surcad cualquiera de estos bellos, dulces y efímeros mares de nata y algodón.