La primera vez que hice Interrail fue hace 26 años, en 1992, tenía 17. Recorrí buena parte de la vieja Europa con mis amigos de la infancia y los ojos ávidos de emociones. La segunda vez fue con 43 años, en 2017, lo hice yo solo, por trabajo para hacer la guía 'Viajar en tren. Interrail por Europa', y con ojos ya no tan ávidos. Y aunque la primera vez fue mucho más impactante por razones obvias (la edad, los ojos no acostumbrados a la novedad…), en ambas ocasiones ha prevalecido la sensación de aventura y libertad. Porque uno de los grandes milagros de este viaje es que consigue hacerte sentir como un dirty kid (jóvenes que recorren Estados Unidos a bordo de trenes de mercancías), o como un beatnik, que salta de tren en tren, donde quiere y cuando quiere, sin destino, desplazándose solo por el placer de hacerlo y abierto a lo diferente que se abre a cada instante: culturas, lenguas y gentes.

Chica en un anden mirando un plano

El tren ofrece una de las formas de viaje más elegantes y puras que existe. En contacto directo con el paisaje y el transcurso del tiempo. Un desplazamiento orgánico por la geografía física donde se sienten las distancias y las transiciones humanas y paisajísticas: del cemento a la tierra fértil, de las zonas industriales a las aldeas, de los campos de cultivo a los bosques. Pero no solo cambia el paisaje natural y arquitectónico, cambian las lenguas, los rostros, las maneras, los olores y las costumbres.

De mi experiencia en ambos viajes con el Interrail saco algunas conclusiones. No muchas, pero ver pasar el paisaje por los ventanales del tren es una de las experiencias estéticas más deliciosas que existen y dormir en hostales es, como contrapunto, una de las más fastidiosas. Así como recomendaciones, de cajón la mayoría, tanto para jóvenes como para los no tan jóvenes. Por lo pronto y a diferencia de 1992, hoy día existen varios pases por edades. Cada uno con sus precios y descuentos correspondientes.

  • Joven: para edades comprendidas entre 12 y 27 años.
  • Adulto: de los 28 a los 59 años.
  • Adulto mayor: de 60 años en adelante.
  • Familias: para adultos y niños (de entre 4 y 11 años).

Familia disfrutando de la experiencia del Interrail todos juntos

Esto cambia el paisaje humano de los interraileros, una comunidad que coincide en hostales, trenes y estaciones, y cuyos itinerarios acaban entrecruzándose. Entre ellos nacen amistades o amores a bordo de traqueteantes vagones, y se forman grupos que exploran juntos la fiesta en la profundidad de la noche o el resplandor de las duras mañanas de resaca museística.

Algunas de las recomendaciones para hacer de tu viaje Interrail el mejor:

  • Tomarse el viaje con calma no como una ginkana, lo habitual suele ser, sobre todo entre los más jóvenes, estrujar el pase a límites inverosímiles y visitar el mayor número de países posible. Así lo hice yo la primera vez, con voracidad, pero en mi segundo Interrail aprendí a hacerlo con algo más de calma y una mirada más sosegada y atenta a los pequeños detalles.
  • No ser rígido con el itinerario planificado. Estar abierto al cambio. Hay que tener una ruta en mente pero dejar sitio a la improvisación. Los giros inesperados son parte de la aventura y, en ocasiones, la mejor recompensa.
  • No estresarse. Se pueden perder trenes, no pasa nada, siempre pasará otro.
  • Dejarse guiar por la gente local, sumarse a sus actividades, acoplarse a sus maneras, hacer inmersión en su cultura, ritos, fiestas… Interesarse por su historia y costumbres, qué hacen y dónde se reúnen. Y, por supuesto, investigar la cocina local. Comer lo que ellos comen y dónde ellos comen.
  • Y, lo más importante, apuntarse a un bombardeo: tours gratuitos, pub crawls, mercadillos, excursiones…

Mochilero tomando un nuevo tren para una nueva etapa del Interrrail

Con esta actitud abierta a todo y flexible a los cambios, un poco de ojo (para evitar situaciones, personas, locales o zonas conflictivas, peligrosas o violentas), y otro tanto de suerte (muchas veces asociada a la actitud positiva o no del viajero), el pase de Interrail se convierte en un salvoconducto al viaje de viajes. No importa la edad que se tenga, ni a dónde se viaje, ni durante cuánto tiempo, se trata de una de las experiencias más completas y recomendables que existen para los amantes del VIAJE en mayúsculas, ese situado siempre…. más allá del destino.

David Cabrera, autor de Viajar en tren. Interrail por Europa

Texto: David Cabrera, autor de 'Viajar en tren. Interrail por Europa'
Fotos: David Cabrera, 123RF y DepositPhotos.